El taller de paleografía musical
El taller de paleografía musical tiene sus lejanos orígenes en la voluntad de Dom Guéranger de otorgar la máxima belleza a los cantos litúrgicos de la Iglesia. Con este propósito, Dom Guéranger pidió a Dom Paul Jausions y a Dom Joseph Pothier estudiar los manuscritos medievales de canto gregoriano, con la intención de encontrar los cánticos originales. La primera copia de un manuscrito que llegó a Solesmes fue hecha a mano por Dom Jaussions en la biblioteca de Angers, en 1862. Impulsados por su conocimiento de los manuscritos antiguos, los monjes comenzaron a publicar libros de cánticos, con melodías restituidas a partir de estos manuscritos. En 1883, el Gradual, que reúne todos los cánticos de la misa, fue publicado.
En 1889, Dom André Mocquereau le dio una nueva dimensión a estos trabajos. Decidió publicar facsímiles de manuscritos antiguos que sirvieron a los monjes para restituir las melodías gregorianas. Fue el nacimiento de Paléographie musicale como editorial y el nacimiento oficial del taller de paleografía musical. La intención de Dom Mocquereau era probar a la comunidad científica que las restituciones de Solesmes coincidían con las tradiciones antiguas. Podemos decir que este objetivo ha sido cumplido por completo.
Para continuar la inspiración de Dom Guéranger, los monjes de Solesmes fueron enviados a todas las bibliotecas de Europa para fotografiar todos los antiguos cánticos manuscritos. Así conformaron una colección de más de seiscientos facsímiles de manuscritos, de los cuales varios originales ya no existen. Con las distintas tablas e índices para facilitar su uso, se convirtieron en las fuentes del trabajo realizado en el taller.
De forma paralela, se siguieron publicando volúmenes de Paleografía musical. Veinticinco tomos fueron publicados. El último fue publicado en 2014. Se trata de un facsímile de manuscrito 542 de la biblioteca de la abadía de Montecasino, editado por Katarina Livljanic. El taller también publica una revista científica anual, los Estudios gregorianos.
El fin último del estudio de los manuscritos sigue siendo para nosotros la belleza del culto divino. Por eso, el taller de paleografía musical sigue publicando libros de canto litúrgico. Tras el antifonario monástico de 1934, el taller publicó un nuevo antifonario monástico en más tomos entre 2005 y 2008.